Presentación
en las IV Jornadas Nacionales de Prácticas y Residencias en la Formación
Docente.
Universidad Nacional de
Córdoba, 16, 17 y 18 de octubre de 2014
Participantes:
Profesoras Cecilia Bernardi y María Eugenia Poggio
En el marco del Taller Integrador Interdisciplinario, a principio de 2011, nos propusimos con los profesores de 2º año Educación Inicial y Primaria discutir el problema de los saberes y experiencias que atraviesan las distintas materias y consideramos necesarios para la formación de futuros docentes.
Relato
de experiencia:
En el marco del Taller Integrador
Interdisciplinario, a principio de 2011, nos propusimos con los profesores de
2º año Educación Inicial y Primaria discutir el problema de los saberes y
experiencias que atraviesan las distintas materias y consideramos necesarios
para la formación de futuros docentes.
En relación con ello identificamos
aspectos didácticos a revisar y mejorar, como la selección de material
bibliográfico. Relevamos que en los distintos espacios curriculares se proponía
la lectura de fragmentos de textos o capítulos aislados, privilegiando poner a
disposición de los alumnos diversos materiales sobre un tema y variados
autores, y no se ofrecía la lectura de un libro completo, que permitiera seguir
una presentación de manera integral, desde la introducción a una temática, su
desarrollo hasta el planteo de conclusiones. Asimismo sabíamos que para los
alumnos resultaba poco habitual la lectura de libros por fuera del espacio de
formación.
Concibiendo la lectura como una puerta
a la cultura y un puente para que jóvenes y niños conozcan el mundo,
consideramos imprescindible formar a un maestro como lector, tanto para su
enriquecimiento personal y ampliación de su capital cultural, como para su
tarea como profesional de la cultura.
Para abordar esta problemática los
profesores elegimos, a partir del intercambio en torno a una mesa de libros, el
texto “¿Por qué tengo que ir a la
escuela? Cartas a Tobías” de Hartmut von Hetig – Editorial Gedisa.
Barcelona. 2003, y propusimos su lectura a todos los alumnos de 2º año. Cada
capítulo presenta argumentos para responder el interrogante formulado a modo de
cartas que un tío escribe a su sobrino, que vive en otra ciudad y le ha
planteado la pregunta. Las fundamentaciones aluden a la función histórica de la
escuela en distintas sociedades, a la oportunidad que ofrece para la
configuración de los individuos como sujetos sociales y como ciudadanos, a los
requisitos propios de toda convivencia, a la apertura al mundo que significa
conocer otros niños y otras familias que viven de manera diferente a la propia,
al aporte de la educación en la mejora de las condiciones de vida de la
comunidad.
Este título por su contenido nos
permitía sostener dos propósitos: la lectura de un libro completo como
propuesta formativa para futuros docentes
y revisitar la escuela (eje del espacio curricular Campo de la práctica
docente II) desde la mirada de quienes –tanto profesores como estudiantes- volvimos
a elegirla luego de haber transitado sus aulas como alumnos.
La lectura fue autónoma y
domiciliaria, habilitando espacios para comentarios en las distintas cátedras.
Asimismo, realizamos un encuentro de presentación de la propuesta, la
asignación de una consigna en la que se requería a los alumnos realizar micro
entrevistas a personas de distintas edades con la pregunta que titula el
libro y una jornada de cierre con estudiantes y profesores
para compartir las resonancias de la lectura.
Los alumnos potenciaron las consignas
ampliando las consultas, como una estudiante que se contactó con una escuela
primaria de la provincia de Misiones proponiendo a los niños responder “¿por qué tengo que ir a la escuela?”.
Sus aportes llegaron en forma de textos y dibujos, haciendo escuchar la voz
genuina de quienes transitan la escuela. Los chicos hacían referencia a la
obligatoriedad de la escuela, a la oportunidad del encuentro con otros niños,
al valor para un mejor futuro, a los sentidos del aprender. Otra estudiante
organizó sus respuestas en forma de cartas a una hermana pequeña, a quien
intentaba explicar por qué debería ir a la escuela cuando llegara el momento. Hubo
quien entrevistó a un joven que no había podido completar su escolaridad, y su
particular visión sumó una perspectiva a considerar.
En la evaluación final de la propuesta
tanto los estudiantes como los profesores valoraron la experiencia de haber
leído todos un mismo libro, que no formaba parte de la bibliografía de ninguna
cátedra en especial, e intercambiar opiniones y análisis como comunidad de
lectores. Se consideró que su lectura completa permitió seguir una argumentación
integral, en la cual se desarrollan diversas justificaciones acerca de por qué
hay que ir a la escuela, llevando al lector a tratar de esbozar
fundamentaciones propias.
Se destacó el interés de los alumnos
recomendando el libro a compañeros de otros años. El ejemplar incorporado a la
biblioteca institucional es solicitado frecuentemente por profesores y
estudiantes de otros cursos y carreras que se enteraron de la experiencia.
La socialización de la experiencia, en
el marco de estas Jornadas de Prácticas y Residencias en la Formación Docente,
constituyó una excelente oportunidad para sistematizar lo transitado. Queda aún
el pensar colectivamente cómo sostener y continuar la propuesta, y avanzar en
su análisis en diálogo con las voces de diversas fundamentaciones conceptuales
y teóricas.